Esta técnica consiste en una o varias cámaras de electrodos de una aleación especial de titanio y otras cámaras de electrodos de cobre, cuyo número depende del grado de contaminación del agua a tratar. Cuenta también con etapas de filtración ajustadas según uso final del agua.

 

El paso de corriente eléctrica de bajo voltaje a través de los electrodos de titanio produce la disociación de la molécula de agua. Se forman los iones hidroxilos (OH-), oxígeno (O2) y peróxido de hidrógeno (H2O2), cuyo potencial Redox es mucho mayor que el de los desinfectantes tradicionales en la potabilización del agua (cloro, ozono, etc.). Esto se traduce en una oxidación y degradación de los contaminantes de una forma más rápida, natural y eficaz, sin ningún tipo de efecto nocivo para la salud.

 

En cuanto a los electrodos de cobre, el paso de corriente produce iones Cu2+, que permanecen continuamente en el agua estancada en las tuberías y evitan la proliferación de algas y bacterias.

 

Además, estos iones poseen un efecto desincrustante, con lo que alargan la vida de sus tuberías, ya que evitan la corrosión y degradación. Los ablandadores tradicionales sustituyen iones de calcio por sodio, con el consiguiente efecto negativo en el sabor y la generación de vertidos salinos, prohibidos en varios países en la actualidad. El sistema simplemente oxida los carbonatos a bicarbonatos, solubles en el agua y que, por tanto, no causan depósitos en tuberías, electrodomésticos, etc.

 

Queda patente el hecho de que no es necesario el uso de productos químicos en el tratamiento, tan sólo reemplazar los electrodos de cobre si fuera necesario con el paso de los años.